Charla-taller en el Centro María Zambrano de Granada
Sábado 12 de febrero de 2022, 11:00-12:00.
Necesario realizar reserva. Aportación: 10 euros
De alguna manera, todos los padres compartimos la idea de que para educar de una manera eficaz es necesario ponerse bastante serio a la hora de marcar límites a los hijos. Lo cierto es que ganarse la necesaria autoridad es sin duda necesario.
¿Podemos sin embargo transformar el modelo heredado familiarmente? No solo podemos, sino que sin duda es lo que la evolución de la sociedad está demandando.
Al no saber bien cómo hacerlo, por falta de modelos, lo normal es irse al polo opuesto de la educación recibida. Sin embargo, podemos comprobar que ir de "amigos" de nuestros hijos no hace sino empeorar las cosas. Ellos sienten un profundo abandono. Esta guay tener un padre de amigo, pero entonces... ¿Dónde están mis padres?
Lo que no pueden llegar a comprender es que ese amigo de repente se convierta en un ogro impositivo y castigador. Se ha demostrado que ese modelo alternante es devastador, origen de un sufrimiento profundo en los hijos, que pasan de sentirse tratados entre algodones a ser atacados ferozmente. Seguramente las cada vez más frecuentes conductas autolesivas en adolescentes tengan que ver con esa ira internalizada. Ira que en ningún caso puede provenir de ellos, desde una visión idealizada de la familia que se pretende alcanzar.
Mindfulness nos ayuda a salir de este embrollo existencial. Nos enseña a realizar pausas de oro en las que reformulamos nuestra intención de actuar siempre desde la amabilidad, aunque nuestro objetivo sea marcar un límite, avisar o aplicar una consecuencia al mal comportamiento. No hay necesidad de ser agresivo, sino justo. Si nos pasamos de la raya, lo reconocemos cada vez más pronto y somos compasivos con nuestras limitaciones.
Por otro lado, cuando aprendemos a gestionar nuestra ira, nos lleva a conectar profundamente con la alegría de estar vivo y lleno de energía. Desde una necesaria distancia de seguridad, se encuentra cierta gracia al juego familiar que implican los conflictos con los hijos. Se entiende mejor ese juego infantil y adolescente de buscar los límites y comprenderlos. Los resultados de aplicar consecuencias con gracia son evidentes en cuanto nos podemos colocar en ese lugar. Algo que, por su efectividad, acabaremos incorporando en nuestra cotidianidad educativa.