mind·fun·ness
- Jose Miguel Sánchez Cámara
- 11 nov 2021
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 13 nov 2021
¿Puede ser divertido aprender mindfulness?

El joven aspirante a monje zen debía esperar en el portón de entrada al monasterio durante mucho tiempo hasta que, cuando ya dejaba a un lado la esperanza de ser admitido, la puerta se abría desde dentro.
¿Qué tenía que aprender el joven aspirante a monje zen a las puertas del monasterio?
Necesitaba aprender a cultivar su paciencia, permanecer sereno y, quizás lo más importante, aprender a encontrarse satisfecho disolviendo su aburrimiento, sin esperar a que ocurriese nada más.
¿Tiene entonces sentido tratar de hacer mindfulness divertido?
En la raíz zen de mindfulness uno imagina que su práctica debe ser austera, sobria y minimalista, encontrando lo esencial en la silenciosa vacuidad (#zen #mindfulness #mindfun)
Sin embargo, el movimiento de la Educación Mindfulness vino a aportar color a la vivencia de mindfulness. Al igual que todas las tradiciones espirituales, el zen señala a encontrar un estado de conciencia gozoso, abierto y de una serena plenitud.
La senda de mindfulness en realidad siempre ha sido la de disfrutar intensamente del sabor de la vida en cada bocado presente a través del milagro de la experiencia de estar vivo y observar con curiosidad el mundo a través de los pensamientos, emociones y sensaciones.
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